NUNCA DIVULGUES ESTAS COSAS ÍNTIMAS DE TU HOGAR
NUNCA DIVULGUES ESTAS COSAS ÍNTIMAS DE TU HOGAR
Hay dolores que no se cuentan en la calle. Hay batallas que se libran en silencio, en oración y con sabiduría.
Los conflictos entre hermanos.
No conviertas los desacuerdos familiares en chisme. Lo que hoy duele, mañana puede sanar… pero las palabras que dijiste afuera ya no se podrán borrar.
Las enfermedades crónicas.
No todos merecen conocer tus diagnósticos. La compasión real es escasa y muchos solo querrán saber por morbo, no por amor.
Tus deudas y amenazas.
Quien no puede ayudarte, tampoco necesita saberlo. Cuida tu dignidad, tu paz mental y protege a los tuyos de juicios innecesarios.
Los vicios o adicciones de tus hijos.
No expongas lo que aún está en proceso de sanación. Dios sigue escribiendo sus historias y no necesitan más vergüenza, necesitan cobertura, amor y guía.
La prudencia es una forma de protección. No todo el que te escucha, te respeta. Y no todo el que pregunta, lo hace por interés genuino.
Cierra la boca, abre la oración y protege tu casa.