Nueva Orleans, 14 de noviembre de 1960.
RUBY BAJÓ SOLA
Nueva Orleans, 14 de noviembre de 1960.
Tenía seis años. Vestía un vestido blanco con calcetas dobladas y zapatos relucientes. En la mano, un almuerzo preparado por su madre. A su alrededor, cuatro agentes federales caminaban en formación cerrada, como si protegieran un diamante.
Su nombre era Ruby Bridges. Y estaba a punto de entrar en la historia.
Era la primera niña afroamericana en asistir a una escuela pública blanca del sur de los Estados Unidos, tras la decisión del gobierno federal de integrar las escuelas como resultado del fallo Brown vs. Board of Education.
La escuela era la William Frantz Elementary School. Pero ese día no parecía una escuela: era un campo de batalla.
Fuera, una multitud blanca gritaba insultos, agitaba pancartas, escupía al suelo a su paso. Algunas mujeres vestidas con perlas le enseñaban ataúdes de juguete. Una sostenía una muñeca negra metida en una caja.
Ruby no lloró. Solo apretó más fuerte la mano de su madre mientras caminaba entre el odio.
—Camina recto, hija —le había dicho su madre esa mañana—. No mires atrás. No mires a los lados. Mira hacia adelante.
Y eso hizo.
Cuando llegó a la puerta, nadie más quiso entrar al colegio. Todos los padres blancos sacaron a sus hijos. Durante un año entero, Ruby asistió a clases completamente sola. Una sola niña, en un aula vacía, con una sola maestra dispuesta a enseñarle: Barbara Henry, que venía de Boston.
Barbara lloró el primer día. No por miedo, sino por dignidad. Se negó a rendirse, igual que Ruby.
Ruby venía cada día. Escoltada. Ignorada por todo el personal escolar. Pero ella llegaba, se sentaba, y aprendía.
Una vez, su psicólogo le preguntó:
—¿Qué le decías a la multitud mientras caminabas?
Ella respondió con naturalidad:
—Nada. Solo rezaba por ellos. Les pedía a Dios que los perdonara. Porque no sabían lo que hacían.
Tenía seis años.
Años más tarde, Ruby Bridges sería reconocida por su coraje y su fe. En 1999, el presidente Bill Clinton la galardonó con la Medalla Presidencial Ciudadana. La famosa pintura de Norman Rockwell, “The Problem We All Live With”, la inmortalizó: Ruby caminando sola, rodeada de agentes, frente a una pared con la palabra “NIGGER” escrita con pintura roja.
Pero aquel 14 de noviembre de 1960, Ruby no buscaba fama. Solo quería ir a la escuela.
A veces, el coraje no grita… camina en silencio con zapatos limpios por un pasillo vacío.