“Mi propio hijo me gritó: ‘¡Cuida a mis hijos, para eso sirves!’. Se fue sin mirar atrás durante seis meses. Pero cuando regresó y abrió la puerta de mi casa, se quedó helado. Lo que encontró cambió para siempre la forma en que me veía como madre y abuela.”
“Mi propio hijo me gritó: ‘¡Cuida a mis hijos, para eso sirves!’. Se fue sin mirar atrás durante seis meses. Pero cuando regresó y abrió…









