Un estudiante sin dinero prestó su viejo teléfono roto a una desconocida en la estación de autobuses — nunca imaginó que aquella llamada cambiaría su vida para siempre, ni que la mujer al otro lado de la línea era dueña de la empresa en la que soñaba trabajar.
Capítulo Uno: La rutina Álvaro Morales tenía veintiún años, y la vida ya le había enseñado que los sueños suelen venir acompañados de un bolsillo…









