Petra Delgado, 83 años, nunca había tenido un celular propio.

Petra Delgado, 83 años, nunca había tenido un celular propio. Le parecía un artefacto complicado, lleno de botones y pantallas que no entendía. En cambio, Rodolfo Cáceres, 86 años, había sido fotógrafo toda su vida y le fascinaba la idea de capturar momentos, aunque nunca imaginó hacerlo con un teléfono.

Un día, en la residencia donde vivían, una voluntaria joven les mostró un video gracioso en TikTok. Petra se rió tanto que casi lloró.
—¿Y esto de dónde sale?
—De aquí —respondió la chica, señalando la aplicación—. Todos pueden subir sus propios videos.
Petra, con sus ojos chispeantes, murmuró:
—¿Y si hacemos uno?

Rodolfo se entusiasmó de inmediato.
—Claro. Si pasé mi vida detrás de una cámara, ahora quiero estar frente a ella.

Al principio, sus hijos se llevaron las manos a la cabeza.
—¡Mamá, por favor, esas cosas son para jóvenes!
—Papá, no hagas el ridículo.

Pero Petra y Rodolfo decidieron no escuchar. Una tarde, con la ayuda de la voluntaria, grabaron su primer video: un baile sencillo en el jardín de la residencia, con Petra moviéndose con su bastón como si fuera un accesorio de coreografía y Rodolfo haciendo giros torpes pero graciosos.

Lo subieron sin expectativas… y en una semana alcanzó medio millón de reproducciones. Los comentarios se llenaban de frases como: “Quiero un amor así cuando sea mayor”, “Me hicieron el día”, “Estos abuelos tienen más ritmo que yo”.

Al ver la reacción, siguieron grabando. Un video cocinando tortillas, otro cantando boleros, otro contando anécdotas de juventud. Cada publicación era un pedacito de su vida compartido con el mundo.

Una tarde, mientras revisaban los mensajes, Petra dijo emocionada:
—Mira, Rodolfo. Una chica de Perú escribió que nos ve con su abuela y que le devolvimos las ganas de sonreír.
Él la abrazó.
—Entonces esto ya valió la pena.

En pocas semanas, los apodaron “Los Abuelos Influencers”. Jóvenes de distintas partes del mundo los seguían, los imitaban y hasta pedían consejos de amor.

El video más famoso llegó una noche de lluvia: grabaron un clip bailando bajo los paraguas en el patio, con la canción “Quizás, quizás, quizás” de fondo. Se volvió viral con millones de vistas.

Esa noche, frente a la pantalla del celular, Rodolfo tomó la mano de Petra.
—¿Te das cuenta? Vivimos ocultos en silencio tantos años… y ahora el mundo entero nos escucha.
Ella sonrió con lágrimas.
—Quizás la juventud no se mide en años, Rodolfo, sino en atreverse a jugar otra vez.

En su cuaderno de aventuras, escribieron juntos:
“Hoy descubrimos que nunca es tarde para bailar frente a una cámara. Que la risa compartida puede volverse viral, y que el amor, incluso a los ochenta, tiene millones de seguidores invisibles.”