MILIONARIO VUELVE DE UN LARGO VIAJE Y DESCUBRE QUE HAY UNA NUEVA EMPLEADA EN SU CASA, PERO…
el Mercedes negro de Eduardo León atravesaba las calles de Ciudad de México como un fantasma en la noche después de casi dos años viajando sin descanso finalmente regresaba a casa no por gusto sino por necesidad sus empresas requerían su presencia física aunque él hubiera preferido seguir huyendo el portón de La Mansión se abrió automáticamente Eduardo observó la imponente estructura que alguna vez llamó hogar Ahora solo recordatorio más de todo lo que había perdido las luces del jardín se encendieron a su paso iluminando Los rosales que Elena su
difunta esposa tanto había amado Mariana la ama de llaves que llevaba más de 20 años con la familia lo esperaba en la entrada su rostro arrugado mostró una mezcla de alegría y preocupación al verlo Eduardo había cambiado sus ojos marrones antes cálidos ahora parecían dos pozos vacíos el traje negro impecable y el cabello perfectamente peinado no podían ocultar el peso de la soledad que cargaba Bienvenido a casa señor León saludó Mariana intentando contener la emoción en su voz su habitación está lista como siempre Eduardo asintió secamente Gracias
Mariana Alguna novedad que deba saber Bueno sí ha habido algunos cambios en el personal contratamos mañana la interrumpió Eduardo levantando una mano Ahora solo quiero descansar subió las escaleras de mármol con pasos pesados el silencio en La Mansión era ensordecedor había elegido este estilo de vida manteniéndose ocupado con reuniones interminables y viajes constantes era más fácil que enfrentar los recuerdos más seguro que permitirse sentir al entrar a su habitación notó que algo era diferente el aire olía a la

banda fresca no al usual aroma a limón que Mariana siempre usaba las cortinas habían sido cambiadas por unas más claras Y había un pequeño jarrón con flores silvestres en la mesa de noche estos pequeños cambios lo irritaron no quería cambios No quería nada nuevo su vida estaba perfectamente estructurada para mantener el dolor a raya y cualquier alteración amenazaba ese delicado balance Se aflojó la corbata y se acercó a la ventana la ciudad brillaba Bajo la Luna indiferente a su dolor en ese momento escuchó una risa
suave que venía del jardín una risa que no reconoció miró hacia abajo y vio una figura femenina cuidando las rosas de Elena algo se removió en su pecho una sensación que no supo identificar o quizás una que no quiso reconocer la mañana siguiente llegó con la rutina habitual de La Mansión Eduardo bajó a desayunar temprano como siempre lo hacía esperando encontrar la soledad a la que estaba acostumbrado sin embargo al entrar al comedor se detuvo en Seco una joven que no conocía estaba acomodando la mesa del desay ayuno llevaba el uniforme del personal pero había algo
diferente en ella no era solo su belleza natural o su juventud sino la manera en que se movía por el espacio con una seguridad que rozaba la irreverencia Buenos días señor León saludó ella sin titubear mirándolo directamente a los ojos sus ojos eran de un verde profundo desafiantes antes de que Eduardo pudiera responder Mariana entró apresuradamente al comedor señor León veo que ya conoc a Camila Álvarez la contraté hace unos meses para ayudar con la casa es excelente en su trabajo explicó Mariana con un tono que sugería que esperaba su
aprobación Eduardo la observó con frialdad no recuerdo haber autorizado nuevas contrataciones Mariana con todo respeto señor intervino Camila usted le dio a Mariana autoridad total sobre el personal de la casa antes de irse el silencio que siguió fue tenso nadie absolutamente nadie se atrevía a contradecirlo Eduardo sintió una mezcla de irritación y algo más que no pudo identificar si me disculpan dijo Camila iré por su café lo sigue tomando negro sin azúcar Eduardo asintió sorprendido de que supiera ese detalle la observó
salir del comedor notando que su postura No mostraba ni un ápice de intimidación Mariana dijo cuando Camila estuvo fuera de alcance explícame por qué necesitamos personal adicional la casa es grande señor y desde que que Mariana dudó Desde que la señora Elena nos dejó necesitábamos ayuda extra Camila ha sido una bendición los jardines nunca han estado mejor y los jardines eran El dominio de Elena la cortó Eduardo con dureza lo sé señor pero las rosas se estaban muriendo Camila las salvó tiene un don especial Eduardo recordó la
figura que había visto la noche anterior en el jardín Así que era ella Camila regresó con el café sirviéndole natural que parecía fuera de lugar en el personal de servicio por un momento sus miradas se cruzaron y Eduardo sintió algo que no había experimentado en años incomodidad necesita algo más señor León preguntó ella con una ligera sonrisa no respondió secamente tomando el periódico para crear una barrera entre ellos pero incluso detrás del periódico podía sentir su presencia era como si ella hubiera traído algo nuevo a la casa algo
que perturbaba el cuidadoso orden que había construido y eso más que su actitud desafiante era lo que realmente lo inquietaba aquella noche el insomnio golpeó a Eduardo con más fuerza que de costumbre Después de dar vueltas en la cama por horas se levantó y se dirigió a su despacho La luna llena iluminaba la habitación a través de los ventanales creando sombras que bailaban sobre los libreros de caoba sin pensarlo sus dedos rozaron el cajón donde guardaba las pertenencias de Elena nunca lo abría era
una regla autoimpuesta pero esa noche algo era diferente Tal vez fue el aroma a rosas que se colaba desde el jardín o quizás la inquietud que sentía desde que había regresado con manos temblorosas abrió el cajón y sacó el diario de Elena era un cuaderno sencillo de cubierta azul desgastada lo había encontrado entre sus cosas después del funeral pero nunca había tenido el valor de leerlo se sirvió un whisky y se sentó en su sillón de cuero al abrir el diario una foto cayó al suelo era de su boda Elena sonreía radiante mientras él la miraba
con adoración parecía otra vida las primeras páginas eran rutinarias planes para el jardín listas de compras pensamientos sobre su vida juntos Pero entonces llegó a una entrada que lo dejó sin aliento era de pocas semanas antes de su muerte mi querido Eduardo sé que encontrarás este diario algún día te conozco mejor que nadie y sé que tardarás en abrirlo pero cuando lo hagas Necesito que entiendas algo si un día alguien hace que tu corazón vuelva a latir no te resistas el amor no muere se transforma Eduardo cerró El diario de golpe su mano temblaba mientras se llevaba el vaso a los labios terminando
El Whisky de un trago por qué había escrito eso Acaso ella sabía no era imposible Elena siempre había sido así romántica optimista creyendo en segundas oportunidades se levantó y caminó hacia la ventana Desde allí podía ver el jardín donde las rosas de Elena florecían con más vida que nunca y por un momento recordó la manera en que Camila las cuidaba con la misma dedicación que Elena solía Mostrar pero no pudo dejarlo ahí volvió a abrir el diario sus ojos recorriendo páginas llenas de la caligrafía de Elena si un
día alguien hace que tu corazón vuelva a latir no te resistas Eduardo pasó la mano por su rostro sus pensamientos estaban en caos era eso lo que Elena realmente quería que él siguiera adelante miró por la ventana hacia el jardín donde Camila había traído de vuelta las rosas no podía seguir huyendo pero tampoco podía simplemente lanzarse a algo sin enfrentar Primero su propio miedo cerró el diario con más calma esta vez necesitaba respuestas Y solo había una persona que podía dárselas el amor era un lujo que ya no podía permitirse un riesgo que no estaba dispuesto a tomar guardó el diario en el cajón Y lo
cerró con llave pero las palabras de Elena seguían resonando en su mente el amor no muere se transforma esa noche por primera vez en años Eduardo soñó y en sus sueños las rosas florecían mientras una risa suave que no era la de Elena lo llamaba desde el jardín señor León le gustaría acompañarnos esta noche preguntó Mariana con cautela era viernes y como cada mes el personal compartía una cena informal en la cocina Eduardo levantó la vista de sus documentos listo para rechazar la invitación como siempre
hacía pero algo lo detuvo Tal vez fue el aroma a especias que llegaba desde la cocina o quizás la soledad de su despacho se sentía más pesada que de costumbre está bien respondió sorprendiendo tanto a Mariana como a sí mismo la cocina era un espacio diferente por las noches las luces cálidas y el ambiente relajado transformaban el lugar Eduardo entró y encontró a todo el personal sentado alrededor de la mesa grande el jardinero Don José los dos chóferes las mucamas Mariana y Camila ella estaba sirviendo un guiso que olía delicioso es receta de mi abuela explicó
al notar su mirada curiosa pollo en mole poblano Eduardo se sentó en el único lugar disponible casualmente frente a ella el personal parecía tenso con su presencia pero Camila actuaba con naturalidad como si fuera normal que el dueño de la casa cenara en la cocina sab señor León dijo Camila mientras servía el vino las rosas del jardín me contaron que usted no siempre fue tan serio un silencio incómodo cayó sobre la mesa nadie mencionaba el pasado frente a Eduardo las rosas te hablaron respondió él con Sarcasmo Sí continuó ella sin inmutarse me dijeron que antes sonreía y
que tiene un lunar en forma de media luna cuando lo Eduardo casi se atragantó con el vino era cierto Elena solía bromear sobre Ese lunar que solo se notaba cuando sonreía genuinamente las rosas parecen muy chismosas comentó y para sorpresa de todos incluyéndose a sí mismo una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios la tensión en la mesa se disipó Don José comenzó a contar historias de sus años en la casa los chóferes compartieron anécdotas divertidas de sus viajes y por primera vez en mucho tiempo Eduardo se encontró
disfrutando de una comida observó a Camila Mientras ella reía con una historia no era una belleza convencional Pero había algo magnético en ella la manera en que sus ojos brillaban cuando sonreía como gesticulaba al hablar la naturalidad con que se movía en un espacio que él había hecho tan rígido más vino señor León ofreció ella interrumpiendo sus pensamientos Eduardo dijo él sin pensar cuando no estamos trabaj pueden llamarme Eduardo La sonrisa que Camila le dedicó hizo que algo se moviera en su interior y por primera vez
en dos años el peso en su pecho se sintió un poco más ligero Eduardo no podía concentrarse en los documentos frente a él era la tercera vez que leía el mismo párrafo sin entenderlo desde la cena informal de la semana anterior algo había cambiado se encontraba distraído pensando en detalles que antes pasaban desapercibidos como el sonido de la risa de Camila llegando desde el jardín cada mañana o la manera en que el sol de la tarde hacía brillar su cabello cuando la veía pasar por el pasillo pequeños
momentos que se colaban en su mente sin permiso el café está bien así preguntó ella entrando a su despacho con una taza humeante Sí gracias respondió secamente intentando mantener la compostura Pero cuando ella se inclinó para dejar la taza el aroma a Jazmín de su cabello lo golpeó como una ola era diferente al perfume caro que usaban las mujeres de su círculo social era simple natural perturbador las rosas rojas están floreciendo comentó Camila antes de salir debería venir a verlas alguna vez Eduardo Se quedó mirando la Puerta cerrada las rosas rojas eran las
favoritas de Elena había ordenado arrancarlas todas después de su muerte incapaz de soportar su vista Pero Camila sin saberlo las había revivido se levantó y caminó hasta la ventana Desde allí podía verla trabajando en el jardín con las mangas arremangadas y algunos mechones de pelo escapando de su coleta no tenía la elegancia estudiada de las mujeres de sociedad pero se movía con una gracia natural que lo hipnotizaba Qué estás haciendo Eduardo Se regañó a sí mismo apartándose de la ventana pero era tarde ya había memorizado la forma en que ella se mordía el labio cuando se
concentraba el modo en que sus manos acariciaban los pétalos de las flores con delicadeza La sonrisa satisfecha que mostraba cuando terminaba una tarea intentó refugiarse en el trabajo como siempre hacía pero los números en la pantalla se mezclaban con imágenes de ojos verdes desafiantes las juntas importantes se volvían borrosas ante el recuerdo de una risa sincera señor necesita algo más La Voz de Mariana lo sacó de sus pensamientos no puedes retirarte respondió notando que ya había oscurecido cuando todos se fueron a dormir Eduardo siguió en su despacho
luchando contra sentimientos que creía muertos El Whisky en su vaso no ayudaba a aclarar sus pensamientos solo servía para hacer más vívidos los recuerdos de su sonrisa de su voz de su presencia que llenaba cada espacio esto tiene que parar murmuró para sí mismo Pero en el fondo sabía que ya era tarde algo que había estado dormido durante mucho tiempo estaba despertando y no sabía cómo volver a dormirlo la tormenta llegó sin aviso a Ciudad de México Los Relámpagos iluminaban el cielo como fotografías instantáneas y el viento azotaba los árboles del jardín con Furia Eduardo observaba desde su despacho
cuando las luces parpadear maldición escuchó una voz desde el jardín se acercó a la ventana y la vio Camila empapada luchando con la caja de fusibles cerca del invernadero sin pensarlo dos veces tomó un paraguas y salió Qué haces aquí afuera gró para hacerse oír sobre la lluvia el invernadero respondió ella señalando el sistema de calefacción si se apaga las orquídeas no sobrevivirán la noche Eduardo Se acercó sosteniendo el paraguas sobre ambos estaban tan cerca que podía ver las gotas de lluvia en sus
pestañas Déjame ver dijo intentando mantener la voz firme sus manos se rozaron cuando ella le pasó la linterna la electricidad que sintió no tenía nada que ver con la tormenta trabajaron juntos hombro con hombro mientras la lluvia caía a su alrededor ahí dijo él finalmente cerrando la caja de fusibles debería funcionar ahora se giraron al mismo tiempo quedando frente a frente bajo el paraguas el tiempo pareció detenerse Camila Tenía el cabello mojado pegado a las mejillas la ropa empapada pero sus ojos brillaban con una intensidad que lo dejó sin aliento Gracias susurró ella tan cerca que él
podía sentir su respiración Eduardo sabía que debía alejarse era lo correcto lo seguro pero su cuerpo no respondía en cambio se encontró llevando una mano a su mejilla limpiando una gota de lluvia con El pulgar Camila no se movió no retrocedió lo miraba con una mezcla de desafío y vulnerabilidad que quebró sus últimas defensas sin pensarlo sin permitirse dudar la besó fue un beso desesperado hambriento como si ambos hubieran estado conteniendo el aliento durante an meses el paraguas cayó olvidado mientras sus manos se enredaban
en su cabello mojado y ella se aferraba a su camisa la lluvia los empapaba pero no importaba el trueno retumbaba sobre sus cabezas pero apenas lo notaban en ese momento solo existían ellos dos el sabor de la lluvia en sus labios el calor de sus cuerpos contra el frío de la noche cuando finalmente se separaron jadeando la realidad comenzó a filtrarse lentamente Eduardo vio el miedo reflejado en los ojos de Camila el mismo miedo que sentía él yo comenzó ella pero él la silenció con otro beso más suave esta vez más deliberado No digas nada murmuró contra sus labios por favor no
digas nada y bajo la lluvia en medio del jardín que ella había devuelto a la vida se permitieron olvidar todo lo demás la distancia entre el jardín y la habitación de Eduardo se volvió un borrón de pasos apresurados gotas de agua y besos robados sus manos temblaban mientras abría la puerta no por el frío de la ropa mojada sino por el deseo contenido durante tanto tiempo Camila entró después de él cerrando la puerta suavemente por un momento se quedaron mirándose en la penumbra como si ambos necesitaran asegurarse de que esto era real la única luz venía de Los
Relámpagos que seguían iluminando el cielo nocturno a través de las ventanas podemos parar susurró Eduardo dándole una última oportunidad de escapar por toda respuesta Camila se acercó y comenzó a desabrochar los botones de su camisa mojada sus dedos rozaban su piel con cada movimiento enviando escalofríos por todo su cuerpo Eduardo cerró los ojos perdiéndose en la sensación Mírame pidió ella suavemente cuando abrió los ojos la encontró observándolo con una intensidad que lo desarmó no había miedo en su mirada ni duda solo deseo y algo más profundo que ninguno de los dos se atrevía a nombrar
Eduardo la atrajo hacia Sí besándola con una pasión que creía olvidada sus manos recorrieron su cuerpo memorizando cada curva cada temblor la ropa mojada cayó al suelo olvidada mientras avanzaban hacia la cama la piel de Camila era suave bajo sus dedos cálida a pesar de la lluvia Eduardo besó su cuello sus hombros deleitándose con Los pequeños idos que escapaban de sus labios cada gemido cada Suspiro era como música para sus oídos Eduardo susurró ella arque contra él Su nombre en sus labios sonaba diferente como una plegaria como una promesa la besó profundamente queriendo
grabar este momento En su memoria para siempre se movieron juntos como si hubieran estado esperando este momento toda la vida cada caricia Cada beso cada encuentro de sus cuerpos era perfecto Inevitable la tormenta afuera hacía eco de la pasión que los consumía por primera vez en años Eduardo Se permitió sentir completamente no había dolor no había culpa solo el presente solo Camila En sus brazos respondiendo a cada una de sus caricias con Igual fervor cuando finalmente se unieron fue como si algo dentro de él se liberara la última
Barrera cayó y se entregó por completo al momento a ella a todo lo que había estado negándose durante tanto tiempo después mientras yacían Enredados en las sábanas la lluvia comenzó a amainar Camila descansaba sobre su pecho su respiración suave y regular Eduardo acariciaba distraídamente su espalda sintiendo una paz que creía perdida para siempre por esa noche Se permitió soñar con un futuro diferente por esa noche Se permitió creer que tal vez solo tal vez el amor no estaba tan lejos de su alcance los primeros rayos del sol se filtraban por la ventana cuando Eduardo
despertó por un momento se sintió desorientado el calor de otro cuerpo junto al suyo el suave aroma a Jazmín en las sábanas y entonces los recuerdos de la noche anterior lo golpearon Como una avalancha Camila dormía plácidamente a su lado su cabello esparcido sobre la almohada una mano descansando sobre su pecho se veía tan tranquila tan hermosa que por un instante Eduardo sintió que su corazón se detenía y fue ese mismo instante el que desató el pánico las imágenes comenzaron a aparecer en su mente Elena en esa misma cama sonriendo
diciéndole que lo amaba Elena en el hospital pálida prometiéndole que todo estaría bien Helena se levantó bruscamente causando que Camila se despertara Eduardo murmuró Ella todavía adormilada Esto fue un error dijo él su voz fría como el hielo no debió pasar vio el dolor atravesar el rostro de Camila como una sombra ella se sentó en la cama sosteniendo la sábana contra su pecho un error repitió su voz apenas un susurro soy tu jefe continuó él poniéndose la bata sin mirarla Esto fue inapropiado poco profesional poco
profesional la voz de Camila temblaba Pero había un toque de indignación en ella Eso es todo lo que tienes que decir Eduardo Se mantuvo de espaldas a ella incapaz de enfrentar su mirada Será mejor que vuelvas a tus labores olvidemos que esto pasó olvidarlo Camila se levantó comenzando a vestirse rápidamente Cómo puedes ser tan frío Cómo puedes actuar como si anoche no hubiera significado nada porque no significó nada mintió él cada palabra Como un cuchillo en su propio pecho el silencio que siguió fue ensordecedor
cuando finalmente se atrevió volo a girarse Camila ya estaba vestida parada junto a la puerta sus ojos verdes usualmente brillantes estaban oscuros de dolor y rabia entiendo dijo ella con una calma que contradecía la tormenta en su mirada No te preocupes señor León No volveré a olvidar mi lugar la formalidad en su voz fue peor que cualquier grito la puerta se cerró suavemente tras ella pero el sonido resonó en la habitación como un disparo Eduardo se quedó solo mirando el espacio vacío donde ella había estado el pánico inicial se transformó en un dolor sordo en su pecho
había hecho lo correcto se dijo era mejor así mejor terminar esto antes de que fuera demasiado tarde pero mientras observaba la cama desarreglada las sábanas que aún conservaban su aroma una voz en su interior le susurraba que ya era demasiado tarde los siguientes dos días en la mansión León fueron un ejercicio de evasión Eduardo Se encerraba en su despacho desde temprano saliendo Solo cuando estaba seguro de que Camila no estaría cerca comía en horarios irregulares y había dado instrucciones específicas a Mariana para que solo ella le llevara el café pero era imposible no sentir su presencia el
aroma de las flores que ella cortaba cada mañana llegaba hasta su ventana el sonido lejano de su voz ahora seria y profesional se colaba por los pasillos era como un fantasma que lo perseguía recordándole todo lo que est estaba intentando olvidar señor León Mariana entró con el café de la tarde Está todo bien Por supuesto respondió secamente sin levantar la vista de sus documentos es que Camila pidió cambiar sus horarios ahora trabaja cuando usted no está Eduardo sintió una punzada en el pecho pero mantuvo el rostro impasible es su
decisión Mariana Lo miró con esa mezcla de preocupación maternal y reproche que solo ella se podía permitir la está lastimando sabe y me parece que también se lastima usted no sé de qué hablas cortó él su voz tensa Necesitas algo más la anciana negó con la cabeza y salió dejándolo solo con sus pensamientos Eduardo se levantó y caminó hasta la ventana Desde allí podía ver el jardín donde las rosas que Camila había rescatado florecían con fuerza como un recordatorio constante de lo que estaba perdiendo una tarde al salir de una reunión la encontró en el pasillo fue
inevitable ella llevaba un jarrón con flores frescas y él estaba demasiado distraído con su teléfono casi chocaron Disculpe señor León dijo ella su voz tan formal que dolía no lo miró a los ojos Eduardo quiso decir algo quiso explicarle que no era su culpa que él estaba roto que no sabía cómo amar sin destruir pero las palabras se atoraron en su garganta Con permiso murmuró ella pasando a su lado el perfume a Jazmín quedó flotando en en el aire como un recordatorio cruel de aquella noche Eduardo se quedó parado en medio del pasillo sintiendo que cada paso que ella
daba lo alejaba más de algo que ni siquiera se había permitido desear esa noche sentado en su despacho con un vaso de Whisky en la mano Eduardo se dio cuenta de que el silencio era peor que cualquier rechazo era como si hubiera construido un muro entre ellos y cada día que pasaba cada mirada evitada cada palabra no dicha lo ía más alto y más grueso pero así era mejor se repetía el silencio era seguro el silencio no podía romperle el corazón El silencio no podía abandonarlo lo que no quería admitir era Que el silencio Ya lo estaba matando
lentamente Camila entró a la oficina de Mariana temprano esa mañana con un sobre blanco en la mano y una determinación que ocultaba mal su dolor renuncio dijo simplemente dejando el sobre en el escritor Mariana que estaba organizando los horarios de la semana levantó la vista sorprendida qué pero niña ya tomé mi decisión la interrumpió Camila su voz firme a pesar del temblor en sus manos no puedo seguir aquí es por el señor Eduardo verdad preguntó Mariana suavemente Camila se mordió el labio luchando contra las lágrimas que amenazaban con caer no puedo trabajar así Mariana no puedo pretender que no
existe que no pasó nada no puedo puedo seguir viéndolo actuar como si yo fuera invisible él está sufriendo también lo sé pues tiene una manera muy cruel de demostrarlo explotó Camila luego más calmada añadió lo siento no quise gritar Mariana se levantó y la abrazó Camila finalmente dejó que las lágrimas cayeran mojando el hombro de la anciana qué voy a hacer susurró entre sosos mi sobrina tiene una florería en Coyoacán dijo Mariana le hablaré con tu experiencia en el jardín Camila asintió agradecida me
iré hoy mismo No quiero No puedo despedirme de él Estás segura tal vez si hablaras con él para qué Para que me mire con Esa frialdad otra vez para que me Recuerde que soy solo una empleada que cometió el error de su voz se quebró no podía decir en voz alta que había cometido el error de enamorarse de él al menos Déjame ayudarte con tus cosas ofreció Mariana Camila negó con la cabeza ya qu todo anoche solo vine a dejar mi renuncia y a despedirme de ti se separó del abrazo y se limpió las lágrimas Gracias por todo Mariana por
darme una oportunidad por ser como una madre para mí Oh mi niña Mariana también lloraba ahora prométeme que te cuidarás lo haré aseguró Camila intentando sonreír salió de la oficina sin mirar atrás mientras caminaba por el jardín una última vez sus dedos rozaron los pétalos de Las Rosas que había cuidado con tanto amor cada flor guardaba un recuerdo las mañanas tranquilas las conversaciones con los otros empleados la noche de la tormenta al llegar al portón se detuvo un momento Desde allí podía ver la ventana del despacho de Eduardo Por un segundo creyó ver una
silueta observándola Pero quizás solo fue su imaginación Adiós susurró al viento y cerró el portón tras ella por última vez Eduardo miraba por la ventana de su despacho con un café frío olvidado sobre el escritorio algo estaba diferente esa mañana el jardín parecía más silencioso más vacío no había escuchado la risa de Camila ni el suave tarareo que solía acompañar su trabajo entre las flores Mariana llamó por el intercomunicador Dónde está acá la señorita Álvarez hubo un largo silencio antes de que Mariana entrara a su despacho su expresión seria hizo que Eduardo sintiera un escalofrío se fue
dijo simplemente dejando un sobre blanco sobre su escritorio renunció esta mañana Eduardo sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago tomó el sobre con manos temblorosas leyendo La breve carta de renuncia formal fría profesional justo como él había querido que fueran las cosas por qué no me avisaron antes preguntó su voz tensa para qué respondió Mariana con una dureza inusual en ella para que la tratara con la misma frialdad de estos días para que la lastimara más yo no Sí usted sí lo interrumpió Mariana la
destruyó señor y por lo que veo también se está destruyendo a usted mismo Eduardo se levantó bruscamente caminando hacia la ventana no sabes de qué hablas sé más de lo que cree dijo Mariana suavemente la señora Elena no la menciones exclamó Eduardo girándose con Furia no te atrevas Por qué no porque duele porque es más fácil esconderse detrás de su memoria que admitir que tiene miedo de Volver a amar las palabras de Mariana lo golpearon Como bofetadas se dejó caer en su silla súbitamente agotado Dónde está preguntó
finalmente su voz apenas un susurro no me dejó decirle Y aunque lo supiera no estoy segura de que merezca saberlo Mariana salió dejándolo solo con sus pensamientos y el peso de sus decisiones Eduardo miró el sobre en sus manos buscando alguna pista alguna señal de la Camila que había conocido en esas palabras formales y vacías se levantó y caminó hasta el jardín las rosas que ella había cuidado con tanto amor parecían mirarlo con reproche el aire mismo parecía más pesado sin su presencia había conseguido lo que quería mantener su corazón a salvo protegerse
del dolor pero mientras miraba el jardín vacío Eduardo se dio cuenta de que la ausencia de Camila dolía más que cualquier riesgo que hubiera temido tomar qué he hecho susurró al viento pero solo el silencio le respondió Eduardo había notado Que Mariana insistía en que Camila comiera más durante la cena del personal pero nunca le había prestado atención no puedo con esto Dijo Camila en una ocasión dejando su café de lado con un gesto de asco Desde cuándo no te gusta el café preguntó Mariana con una sonrisa curiosa
desde hace unas semanas admitió Camila llevándose la al vientre de manera inconsciente Eduardo no dijo nada en ese momento no había visto sentido en la conversación Ahora cuando Mariana entró con el rostro tenso y dijo su nombre lo entendió todo mi sobrina la vio ayer comenzó Mariana en la clínica donde trabaja está enferma preguntó Eduardo sintiendo un nudo en la garganta no exactamente Mariana respiró profundo está embarazada el mundo pareció detenerse Eduardo sintió que el abandonaba sus pulmones qué logró
articular tiene casi 4 meses continuó Mariana y antes de que pregunte Sí es suyo no ha estado con nadie más Eduardo se levantó bruscamente su silla cayendo hacia atrás por qué no me lo dijo cuándo preguntó Mariana con amargura cuando la trataba como si fuera invisible cuando la hizo sentir que era un error las palabras lo golpearon Como puñales se acercó a la ventana intentando procesarla información un hijo iba a tener un hijo Dónde está preguntó su voz temblando trabaja en una florería en Coyoacán respondió Mariana después de un
momento de duda vive en un pequeño departamento cerca de ahí Eduardo se pasó las manos por el pelo desesperado por qué me lo dices ahora porque ella merece más que esto su hijo merece más que esto Mariana Lo miró directamente y porque usted señor necesita despertar de una vez el silencio cayó pesadamente entre ellos Eduardo sentía que su mundo se desmoronaba y se reconstruí al mismo tiempo he sido un idiota murmuró sí lo ha sido concordó Mariana La pregunta es qué va a hacer al respecto Eduardo miró el jardín a través de la ventana las rosas que Camila había cuidado seguían
floreciendo como un recordatorio constante de su presencia necesito encontrarla dijo finalmente para qué preguntó Mariana para lastimarla de nuevo no respondió Eduardo y por primera vez en meses su voz sonaba Clara y decidida para arreglar todo lo que he roto la pequeña florería en Coyoacán era exactamente el tipo de lugar que Camila amaría flores de todos los colores adornaban la entrada y el aroma dulce flotaba en el aire Eduardo se quedó en su auto por varios minutos reuniendo el valor para entrar finalmente respiró profundo y bajó del vehículo a través
del cristal de la tienda pudo verla Estaba arreglando un ramo de lirios su cabello recogido en una coleta suelta su embarazo ya era visible bajo el delantal de trabajo el sonido de la campanilla al abrir la puerta hizo que ella levantara la vista sus ojos Se abrieron con sorpresa y el lirio que sostenía cayó al suelo Qué haces aquí preguntó su voz temblorosa Camila yo Eduardo dio un paso hacia ella pero se detuvo cuando la vio retroceder lo sé sobre el bebé ella se llevó instintivamente una mano al vientre como protegiéndolo Mariana te lo dijo necesitaba saberlo Por qué preguntó
ella y había dolor en su voz para ofrecerme dinero para mantenerlo en secreto no respondió él rápidamente No es eso yo señorita Camila interrumpió una clienta entrando a la tienda mi ramo está listo Sí por supuesto respondió Camila adoptando inmediatamente un tono profesional un momento por favor Eduardo la observó mientras atendía a la clienta notando como sus manos temblaban ligeramente mientras envolvía las flores cuando la mujer se fue el silencio volvió a caer pesadamente entre ellos no quiero tu dinero dijo Camila finalmente
no quiero nada de ti sé que no merezco que me escuches dijo Eduardo con la voz temblorosa pero no he dejado de pensar en ti en lo que hice en todo lo que arruin Camila cruzó los brazos Y cuánto te tomó darte cuenta un día dos Eduardo bajó la mirada demasiado tiempo pero también me tomó tiempo darme cuenta de que no sé vivir sin ti Pues yo sí replicó ella con frialdad hubo un largo silencio Eduardo apretó los puños no te culpo pero no puedo irme sin intentar demostrarte que no soy el hombre que te lastimó por un momento vio algo
parpadear en sus ojos pero rápidamente se endureció de nuevo es demasiado tarde dijo ella suavemente no puedo no puedo confiar en ti no después de cómo me trataste dame una oportunidad pidió él por favor por nuestro hijo nuestro hijo repitió ella con ironía hace tres meses ni siquiera podías mirarme a los ojos y ahora quieres ser padre Eduardo dio un paso hacia ella quiero intentarlo por favor lo siento dijo ella y por primera vez su voz se quebró Pero necesito que te vayas ahora Eduardo sintió que su
mundo se derrumbaba Pero asintió antes de salir se giró una última vez Volveré prometió no me rendiré tan fácilmente esta vez la campanilla sonó de nuevo cuando salió dejando a Camila sola con sus lágrimas y un lirio caído en el suelo a la mañana siguiente un enorme arreglo de rosas rojas llegó a la florería Camila leyó la tarjeta con manos temblorosas por cada día que te ignoré el día siguiente llegaron liros blancos por cada lágrima que te hice derramar y así cada día un nuevo arreglo cada uno con un mensaje diferente Pero Eduardo no se limitó a las flores comenzó a aparecer en sus citas médicas
sentándose silenciosamente en la sala de espera la primera vez Camila casi se desmayó al verlo allí Qué haces aquí susurró cuando salió de la consulta quiero ser parte de esto respondió él simplemente puedo ver la ecografía con dudas ella le pasó la imagen en blanco y negro Los ojos de Eduardo Se humedecieron al ver la pequeña figura es una niña murmuró Camila casi sin querer Eduardo levantó la vista una sonrisa genuina iluminando su rostro una niña días después comenzaron a aparecer pequeños paquetes en su departamento ropa de Bebé una cuna juguetes Camila
quería rechazarlos pero cada regalo venía con una nota personal sincera que hacía más difícil mantener sus defensas no puedes comprarme le dijo un día cuando lo encontró esperando fuera de la florería no intento comprarte respondió él intento demostrarte que estoy aquí que quiero ser parte de sus vidas y Qué pasa si un día decides que fue un error Qué pasa si vuelves a cerrarte Eduardo Se acercó pero respetó su espacio he pasado los últimos tres meses viviendo con el peor error de mi vida No volveré a cometer el mismo error dos veces un
día Camila tuvo un susto Dolores intensos la llevaron a emergencias en medio de la noche cuando llegó al hospital Eduardo ya estaba allí pálido de preocupación cómo supiste preguntó ella sorprendida le pedí a la vecina que me avisara si algo pasaba admitió puedo puedo quedarme contigo ella asintió demasiado asustada para rechazar su compañía Eduardo sostuvo su mano durante toda la revisión y cuando el doctor confirmó que todo estaba bien ambos lloraron de alivio Gracias por estar aquí susurró ella mientras él la llevaba a casa siempre respondió él si me dejas
siempre estaré aquí esa noche mientras la ayudaba a sentarse en su pequeño sofá Camila vio algo diferente en sus ojos no era el Eduardo frío que la había rechazado ni el empresario poderoso que intentaba controlar todo era simplemente un hombre asustado intentando hacer las cosas bien esta vez te gustaría Te gustaría quedarte a cenar preguntó ella suavemente La sonrisa de Eduardo iluminó toda la habitación Me encantaría era un pequeño paso pero era un comienzo tenemos una vacante en nuestra sucursal de Monterrey dijo Sandra la dueña de la
cadena de florerías mientras le entregaba un sobre a Camila el puesto de gerente es Tuyo si lo quieres Camila miró el sobre con una mezcla de emoción y ansiedad era una oportunidad increíble mejor salario un puesto de mayor responsabilidad la posibilidad de un nuevo comienzo tengo una semana para decidir verdad preguntó acariciando distraídamente su vientre de se meses sí pero con tu experiencia y talento sería tonta si no te presionara un poco sonrió Sandra Piénsalo bien esa noche sentada en su pequeño departamento Camila releía
la oferta una y otra vez Eduardo llegaría en cualquier momento para su ahora cena de los martes y no sabía cómo darle la noticia el sonido del timbre la sacó de sus pensamientos Eduardo entró con bolsas de comida china y una sonrisa que se desvaneció al ver su expresión está todo bien preguntó dejando las bolsas en la mesa el bebé la bebé Está bien aseguró ella es es otra cosa Le entregó el sobre y observó como su rostro cambiaba mientras leía vio el momento exacto en que entendió lo que significaba Monterrey estaba a horas de
distancia es una gran oportunidad dijo él finalmente su voz controlada lo es ya decidiste Camila se levantó caminando hacia la ventana sería un nuevo comienzo un mejor trabajo una ciudad Nueva lejos de aquí completó él lejos de mí Eduardo no la interrumpió acercándose te entiendo después de todo lo que pasó tienes derecho a querer alejarte no es solo por ti dijo ella suavemente es por mí también necesito saber que puedo hacer esto sola que no dependo de nadie no tienes que hacerlo sola su voz era casi una Súplica sé que cometí errores pero estos últimos meses han sido
hermosos admitió ella pero qué pasa si vuelves a tener miedo Si vuelves a cerrarte ahora no es solo mi corazón el que está en juego Eduardo tomó sus manos entre las suyas y sí te prometo que eso no pasará las promesas son fáciles de hacer Entonces no te pido que confíes en mis promesas dijo él te pido que confíes en lo que ves en el hombre que ha estado contigo en cada cita médica que ha aprendido los nombres de todas tus flores que se ha enamorado un poco más cada día Camila sintió las lágrimas corriendo por sus mejillas tengo miedo Yo también admitió él pero por primera
vez en mi vida tengo más miedo de perderte que de amarte la bebé dio una patada como si quisiera ser parte de la conversación Camila bajó la mirada y suspiró Eduardo he pasado meses aprendiendo a vivir sin ti Aprendiendo a no necesitarte y ahora me pides que borre todo ese esfuerzo en un instante él tragó Saliva No te pido que me des una oportunidad para demostrarte que esta vez no voy a fallar Camila Lo miró con los ojos llenos de dudas No puedo prometerte nada todavía no quiero promesas Solo quiero que me dejes estar aquí la terminal de autobuses estaba
llena esa mañana de domingo Camila esperaba en la fila para comprar su boleto a Monterrey su pequeña maleta a un lado y una mano protectora sobre su vientre había tomado su decisión Eduardo llegó a la terminal pero Camila ya no estaba en la fila su corazón se aceleró se giró desesperado buscando entre la multitud hasta que la vio en la plataforma con su boleto en la mano se acercó pero cuando estuvo a unos pasos de ella el altavoz la salida de su autobús Camila lo vio sus ojos se encontraron pero en lugar de correr hacia ella Eduardo se detuvo No te voy a
detener dijo su voz firme a pesar del dolor si crees que lo mejor es irte te dejaré ir pero si hay una parte de ti que aún cree en mí quédate el autobús abrió sus puertas Camila apretó el boleto entre sus dedos por favor susurró él el boleto cayó al suelo Eduardo No déjame hablar la interrumpió he ensayado esto mil veces y aún así Probablemente lo arruine pero necesito decirlo la gente alrededor comenzó a mirarlos pero por primera vez en su vida Eduardo no parecía preocupado por las apariencias fui un cobarde continuó te traté con
frialdad porque tenía miedo miedo de sentir miedo de perder miedo de vivir pero estos últimos meses me han enseñado algo el verdadero miedo es despertar un día y descubrir que de deje ir lo mejor que me ha pasado en la vida Camila sintió las lágrimas corriendo por sus mejillas has cambiado susurró por ti por nuestra hija por mí dio un paso más cerca te amo Camila y si es demasiado tarde lo entenderé pero por favor dame una última oportunidad de demostrarte que el hombre que ves ahora el que está dispuesto a hacer el ridículo en una terminal de autobuses es real y si no
funciona preguntó ella su voz temblando Entonces al menos sabremos que lo intentamos con todo nuestro corazón respondió él tomando sus manos pero creo que funcionará porque por primera vez en mi vida no estoy huyendo estoy aquí completamente presente completamente enamorado completamente seguro de que tú Y nuestra hija son todo lo que quiero en mi vida la bebé dio una patada como Dando su opinión Camila rió Entre lágrimas parece que alguien está de acuerdo contigo dijo guiando la mano de Eduardo a su vientre eso es un sí preguntó él sus ojos brillando con esperanza Camila miró su boleto luego a
Eduardo y finalmente a su vientre la decisión que había tomado esa mañana ya no parecía tan firme con una condición dijo finalmente lo que sea no más muros no más frialdad si tienes miedo me lo dices si dudas lo hablamos somos un equipo ahora Eduardo sonrió una sonrisa genuina que iluminó toda su cara Te lo prometo los muros se acabaron y allí en medio de la terminal de autobuses con decenas de desconocidos como testigos Eduardo besó a Camila como si fuera la primera vez como si tuvieran todo el tiempo del mundo como si finalmente hubiera encontrado su hogar vamos a casa
susurró ella contra sus labios a casa repitió él tomando su maleta con una mano y entreel la otra con la de ella juntos un año después el jardín de La Mansión León estaba más vivo que nunca las rosas florecían con más fuerza como celebrando la nueva vida que habitaba la casa entre los Rosales una pequeña cuna de mimbre se mecía suavemente bajo la sombra de un árbol Eduardo observaba desde la terraza mientras Camila arrullaba a la pequeña Helena nombrada en honor a su primera madre la bebé tenía los ojos verdes de Camila y La sonrisa de Eduardo una perfecta combinación de ambos En qué piensas
preguntó Camila acercándose con la bebé en brazos en lo diferente que es todo ahora respondió él abrazándola a ambas que en Cómo el amor puede transformarlo todo Mariana los observaba desde la puerta de la cocina con una sonrisa satisfecha la mansión que una vez había sido fría y silenciosa ahora estaba llena de risas y vida tu mamá tenía razón dijo Eduardo suavemente recordando las palabras del diario El amor no muere se transforma Camila Lo miró con curiosidad Elena dijo eso sí en su diario de alguna manera ella sabía
que esto pasaría que alguien vendría a despertar mi corazón de nuevo la pequeña Elena boste en los brazos de su madre sus pequeños dedos aferrándose al collar que Eduardo le había regalado a Camila en su boda tres meses después de que nació la bebé sabes qué es lo más increíble Eduardo acariciando la mejilla de su hija creí que el amor era algo limitado que solo podías amar una vez Pero ahora sé que el amor se multiplica crece se expande encuentra nuevas formas de manifestarse Camila se acurrucó contra su pecho la bebé entre ambos y ya no
tienes miedo el único miedo que tengo es no tener suficiente tiempo para amarlas tanto como se merecen respondió él besando su frente el sol comenzaba a ponerse Pando el cielo de tonos rosados y dorados en el jardín las rosas se mecían con la brisa testigos silenciosos de cómo el amor Había transformado no solo un corazón sino una familia entera queridos amigos si esta historia de amor entre Eduardo y Camila los ha cautivado tanto como a mí no duden en dejar sus me gusta comentarios y compartir este video con sus amigos y familiares este relato
sobre cómo el amor puede derretir hasta el corazón son más frío y transformar nuestras vidas merece ser compartido con todos los que creen en las segundas oportunidades y si quieren seguir disfrutando de más historias que tocan el corazón no olviden suscribirse a nuestro canal Me encantaría saber desde qué país están viendo esta historia de amor mexicana de dónde nos acompañan hoy déjenlo en los comentarios y cuéntenme si también han vivido una historia de amor que transformó sus vidas