“¿Por qué sigo aquí, si ella nunca me ha llamado por mi nombre?” — Marta se preguntaba en silencio cada vez que entraba a la habitación de Doña Rosa.

Marta era enfermera, pero no cualquiera. Ella no cuidaba a su propia madre ni a familiares, sino a Doña Rosa, una anciana sin hijos ni parientes cercanos, que había quedado sola en un mundo que ya no la reconocía.

Los primeros años fueron difíciles. Doña Rosa la miraba con ojos fríos, casi desconfiados, y a veces ni siquiera respondía cuando Marta le hablaba. Marta, cansada después de largas jornadas de trabajo, se preguntaba si valía la pena ese sacrificio. Tenía un hijo adolescente que casi no veía, un matrimonio que se resquebrajaba y un sueño abandonado de ser artista.

—“No soy más que una extraña aquí,” — pensaba mientras limpiaba el cuarto silencioso, interrumpido solo por el sonido de la lluvia golpeando la ventana.

Pero un día, mientras limpiaba el cajón del velador, Marta encontró una vieja fotografía: una mujer joven, con la misma mirada que Doña Rosa, abrazando a una niña. Era una imagen llena de amor y tristeza.

—“¿Quién será esta niña?” — preguntó Marta en voz baja, sin esperar respuesta.

Poco a poco, Doña Rosa empezó a abrirse. No con palabras, sino con pequeños gestos: una sonrisa, una mano que buscaba la suya, un suspiro de alivio cuando Marta la ayudaba a cambiar de posición.

Una noche, Doña Rosa, con la voz apenas audible, le dijo:
—“Me recuerdas a alguien que quise mucho… alguien que ya no está.”

Marta sintió que el corazón le dolía de una manera que no esperaba. Comprendió que el rechazo, la distancia, y el silencio no eran falta de cariño, sino miedo y dolor.

Al final de esos diez años, cuando Doña Rosa cerró los ojos para siempre, Marta estuvo allí, sosteniendo su mano. No era madre ni hija, pero había aprendido a amar como tal.

Marta salió de la habitación y miró hacia la lluvia que aún caía. No había un “felices para siempre”, pero sí una verdad profunda: a veces, la familia se forma con las manos que cuidan y los corazones que entienden.