El Nacimiento del Destino Torcido
Capítulo 1: El eco en el vientre
El vientre de Verónica era cálido y tranquilo.
Me sentía en paz, flotando entre la oscuridad y el silencio, cuando de pronto una voz conocida y aterradora resonó en mi cabeza.
“¿Creíste que podías devorarme y seguir viviendo en paz? Regresé… y esta vez haré que pagues.”
Me quedé helada.
Era la voz de mi hermano gemelo, aquel al que había absorbido en el vientre de nuestra madre en la vida anterior.
“Todos esos inútiles que me dejaron morir… también pagarán. Uno por uno.”
Temblé, aferrándome con fuerza al cordón que me unía a la vida.
Lo comprendí enseguida: él también había renacido.
Y lo peor era que otra vez estaba cerca… demasiado cerca.
“Esta vez recuperaré todo lo que me pertenece: tu cuerpo, tu destino… y este mundo.”
El líquido que me rodeaba vibró como si el aire mismo se llenara de rencor.
En el mundo exterior, María, mi madre de la vida pasada, cayó al suelo presa de un dolor insoportable.
Sus ojos se llenaron de odio mientras murmuraba:
“Tú… siempre fuiste mi desgracia… en cualquier vida.”
Verónica, que estaba junto a ella, corrió a sostenerla.
—María, tranquila… No digas eso. Un hijo es un hijo, sin importar lo que haya pasado.
Pero yo sabía la verdad: ella ya no era la misma madre que recordaba.
Y mi hermano… ese ser que alguna vez compartió mi sangre… tampoco era humano ya.
Ambos cargaban los recuerdos del pasado, y el rencor aún los ataba.
Verónica, sin saber nada de lo que sucedía dentro de mí, acarició suavemente su vientre y susurró:
—No tengas miedo, mi amor. Eres lo más precioso que tengo.
Quise creerle.
Pero en lo más profundo de mi mente, un murmullo burlón se filtró entre las sombras.
“Esta vez, veremos quién sobrevive al final…”